Es agotador. La rutina es agotadora.
Cada día te levantas pensando que vas a hacer lo mismo que
el día anterior. Ir a clase, atender, estudiar y sacar buenas notas. Ver las
mismas caras y aguantar las mismas ofensas y las eternas caras de asco.
Es agotador todo hasta ahora. Y no hay palabra mejor que lo
exprese. Ese sentimiento. Cero ilusiones, es todo monótono y continuo, siempre
lo mismo, como si fuéramos marionetas de una obra que se repite una y otra vez.
Cansa.
Vas acumulando ese sentimiento hasta que explotas. Explotas
y todos salen perjudicados, y lo peor es que no puedes hacer nada para solucionarlo
pero el caso es que has pringado a todo aquel que te quiere. Y les haces daño.
Y al final, te destruyes. Tú te destruyes, poco a poco y pedazo a pedazo, sin
que nadie se dé cuenta, sin que nadie se entere, te vas rompiendo a trozos como si fueras un mísero cristal. Y te acabas
cortando, caes al suelo y te cortas con el susodicho. Y te alegras. Eso es lo
peor. Te alegras de dañarte, pues, ¡eres culpable de todo!... de toda la rutina
que tú no has inventado pero que tienes que acatar, que tienes que aguantar y
apreciar. Porque si no lo haces serías rara claro, sería un ser extraño no
aceptado por la sociedad. Pero bueno, ¿qué más da ya eso?, si a día de hoy el
ser extraño lo eres hasta por haber nacido en un lugar u otro. ¿Qué será lo
próximo?
Gran pregunta y gran respuesta.
No esperéis a que os la diga. Cada mente dirá algo distinto.
Pero sí, eso que se te ha pasado o pasará por la cabeza, esa locura, acabará
ocurriendo porque, esto cada vez va a peor y nos estamos destrozando a nosotros
mismos por culpa de algo que a día de hoy si no tienes, pierdes, el poder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario