Estoy comiendo palomitas tumbada en la cama y escuchando esa
canción que te hace llorar.
Creo que es la sensación más cercana a cuando estaba con él.
Tranquila, segura. Me sentía bien y nadie podía romperme. Nadie me podía
destruir porque él me hacía feliz, construía un escudo para mí sin darse
cuenta, con su sonrisa me protegía de todos aquellos que intentaran hacerme
daño y con su mirada me hacía volar. Y puede que yo no fuera suficiente para
él, pero me creía cada cosa que me decía y me hacía quererme. Era lo mejor que
tenía y lo mejor que podría haberme pasado, y como dice mi protagonista
favorita de mi película favorita, gracias por esa eternidad en estos días
contados, mi amor. Y no escribiré más, no, aquí acaba, pues no hay palabras que
puedan describir lo que me hiciste sentir en cada uno de los días que pasamos
juntos.
Y aunque ya no estés y te hayas ido estoy orgullosa de decir
que te tuve y de que, algún día, tarde o temprano, te superaré, pero hasta
ahora, quiero seguir escribiéndote porque creo que es lo único que me mantiene
viva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario